Y como atraído por una fuerza interior he vuelto a la Plazolilla, y de nuevo he sentido la fuerza y la nostalgia del pasado, esta vez reflejada en un humilde puchero de los de antes, que junto al fuego lentamente va cociendo unas judías con chorizo dignas del mejor cocinero de nuestros tiempos.
Y las judías dentro del puchero cocerán a fuego lento
En este fuego no hay grandes misterios, sólo la ciencia de siempre para introducir unas judías del Pilar con un buen trozo de chorizo en un puchero, luego de esperar unas horas, el manjar estará listo para ser degustado, y puedo asegurar que en nada, ni en sabor ni en textura, como ahora gustan de decir los cocineros, tienen que envidiar a los mejores platos realizados por cocineros de nuestros días.
Hoy este puchero dará de comer a Eugenio y Benito, mañana el puchero será el mismo pero el interior estará lleno de patatas con carne, de guisantes o tal vez de lentejas, y así, casi sin darse cuenta, estos hermanos que siempre han vivido en la Plazolilla, seguirán manteniendo una tradición prácticamente desaparecida por gracia o desgracia de esas impresionantes cocinas que hoy invaden nuestras casas, pero que nada tienen que ver con esa relación fuego-puchero-sabor que tan buenos resultados gastronómicos dieron en el pasado, y afortunadamente también en nuestros días.
Eugenio me despide a la puerta de su casa de la Plazolilla, dentro Benito echa un ojo al puchero.
Que aproveche Eugenio y Benito y muchas gracias por haberme dejado vivir y sentir este momento.
Un abrazo.
Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso
¡No puede ser que alguien cocine así! hace... tropecientos años que no veo esa estampa, en Alameda ya no lo recuerdo.
ResponderEliminarYa ves José Antonio que aún quedan costumbres tan arraigadas a nuestro pasado como esta de cocinar con puchero.
ResponderEliminarYo sin ir más lejos alguna vez hago en la lumbre patatas con manitas de cordero que no veas como están y desde luego las chuletillas siempre asadas en la parrilla sobre las ascuas, esto en invierno.
Un abrazo.
Pedro