El pozo de Marcelino "El Bicho" y la Visita en su huerto de Lancharrasa
Pozo construido por Marcelino y Visita con piedra de la zona.
Este pozo situado en la Sierra de Lancharrasa no ha existido siempre, un día de hace muchos años Marcelino el “Bicho y su mujer Visita decidieron que para regar el huerto que había heredado de sus padres tenían que hacer un pozo, y sin pensarlo dos veces se pusieron manos a la obra. Cada día cuando el trabajo lo permitía tomaban el camino de la Sierra y con sus manos y el azadón cavaron metro a metro la profundidad suficiente hasta llegar al agua, y sólo con sus manos, el sudor de su frente y su ilusión, fueron dando forma piedra a piedra a la pared que reviste el pozo y así hasta que un buen día comprobaron que lo habían terminado con su esfuerzo y con su tesón, propios de un joven matrimonio que por entonces comenzaban a vivir juntos.
Pasaron los años, y aquel pozo que un día construyeran con sus manos fue la principal fuente de vida para todo lo que durante tantos años sembraron en el huerto, y el agua que en un principio salía cubo a cubo gracias al esfuerzo y al “cristo, dio forma y sabor a las hortalizas y verduras que cada verano recogían para su alimentación y el de sus hijos.
A pesar del color "jabonoso" al sacar el agua en el cubo pierde ese color y su sabor es excelente.
Hoy Marcelino ya no está, Visita hace años que dejó de subir al huerto, pero el pozo con su agua “jabonosa”, color típico de las aguas de la Sierra de Lancharrasa, sigue dando agua que extraída con motor, el cristo también desapareció hace unos pocos años, sirve para que los hijos y nietos de Marcelino y Visita sigan obteniendo de este huerto y con este pozo las mismas verduras que siempre sacaron de aquí sus padres y abuelos.
Marcelino hijo, sembrando patatas.
"En recuerdo de Marcelino y Visita por su trabajo y lucha para construir este pozo."
Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso
Las personas de antes estaban hechas de otra manera y tenían otros sentimientos que desgraciadamente hoy están perdidas.
ResponderEliminarUn abrazo Zorro.
Mariano
Me encanta la foto donde Marcelino siembra las patatas, es una maravilla, pues proporciona mucha tranquilidad y esa profundidad es como si pudieras estar dentro del huerto. Enhorabuena Zorro.
ResponderEliminarAntonio C.
EL CRISTO DEL POZO
ResponderEliminarPiedras que hacen contrapeso
y por delante la vara,
el sol brillando en la cara
y el agua en el cubo preso.
Una mano aguanta el peso
y otra lanza a la reguera,
agua que corre ligera
y que manando del pozo
el huerto era un puro gozo
a partir de primavera.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
Gracias Antonio, el post ya tiene unos años y las fotos también, pero la belleza de los paisajes de Cadalso no cambian nunca.
ResponderEliminarUn abrazo
LA NORIA DEL TÍO JOAQUÍN
ResponderEliminarEn el Juncar una noria
los cangilones subía,
y su agua se vertía
en reguera con historia.
Y aposenta mi memoria
voz del tío Joaquín,
del que me sentía afín
porque historias me contaba,
y paciente me enseñaba
a amigar con un mastín.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LAS PATATAS DE COIMBRA
ResponderEliminarSon las patatas manjar
que a todo guiso da forma,
y al residente conforma
a olvidarse del caviar.
Y las suelen alabar
cuando están sobre la mesa,
y su calma se sopesa
en el comedor de Coimbra
al que modela y lo mimbra
de paz en la sobremesa.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho