Este último viernes por la tarde encontré un pequeño gorrión que se había caído del nido, apenas volaba y sus padres piaban desesperadamente desde el azufaifo y el contestaba esperando ser alimentado, aunque se escondía de mí logré hacerle unas fotos, y allí en el corral quedó con su piar, pero al día siguiente, sábado, cuando volví a entrar en el corral ya no oí sus llamadas y al mirar en el pilón lo encontré flotando en el agua, había muerto.
“Cada disgusto o pena trae su lección. Apréndela.”
Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso
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