martes, 28 de julio de 2009

Cadalseños por el mundo: Juan Antonio Martin


Hola, soy Juan Antonio Martín, un cadalseño más, de madre y padre también cadalseños.
Me gusta bastante viajar y conocer gente y otras formas de vida, así que ahora estoy en Lyon (Francia). Llegué en octubre 2008, trabajo para una empresa francesa con sede también en Madrid, lo que me ha facilitado bastante el poder vivir una experiencia chula en Francia. Yo animo a todo el que quiera y pueda que pase una temporada fuera, es muy gratificante y siempre vuelves con buenos recuerdos y anécdotas.
Ayuntamiento (Hôtel de Ville)

Lyon es una ciudad bonita, tranquila, con dos ríos que la atraviesan el Rhône y la Saône, con tranvías y trolebuses (también metro), carriles bici por todos los sitios y estaciones de alquiler de bicis cada 300 metros; todo esto te permite disfrutar mucho de la ciudad.
La gente, en general, es amable pero luego son muy fríos. Cuesta trabajo hacer amigos, pero con un poco de paciencia y sentido del humor todo se consigue. A los que nos gusta la montaña, los Alpes están a poco más de una hora en coche y luego el mar está a unas tres horas, con lo que está muy bien ubicada.
Es Patrimonio Mundial de la Unesco desde 1998.

Río Rhône

La Ciudad de Lyon está dividida en 9 distritos : cada uno, se reúne en un pleno de distrito, encabezado por el Alcalde de Distrito
445 452 habitantes Superficie: 47,87 km

La historia de Lyon, entonces llamada Lugdunum (colina de la luz o colina de los cuervos) comenzó en la época de los Romanos, en el 1er siglo antes de J.C. La proclamaron Capital de las 3 Galias, un estatuto que le permitió conocer un auge a su vez político, económico, militar y religioso. Esta preeminencia duró 3 siglos, pero no se mantuvo tras la decadencia romana. La ciudad sufrió un largo periodo de agitaciones, hasta que la iglesia le proporcionará de nuevo fuerzas, declarándola sede del Primado de las Galias, en el siglo XI.
Vieja Lyon

Su prosperidad no cesa desde entonces de aumentar, hasta alcanzar su apogeo durante el Renacimiento. Desde fines del siglo XV, la creación de importantes ferias y el desarrollo del banco, atraen hacia Lyon mercantes de toda Europa. Más tarde la elite de la sociedad intelectual o artística se instala aquí. La expansión perdura en los siglos XVII y XVIII, la seda lionesa viste las bellas y decora ricos interiores del mundo entero. La ciudad se desarrolla geográficamente y se dota de hospitales, plazas y edificios de calidad.
La Revolución Francesa de 1789 marcará el paso con sangre. Pero el Imperio reanuda luego su expansión. Lyon se convierte en una villa industrial y sigue su acondicionamiento urbano con una predilección por el estilo « haussmaniano » de la época. Si las revueltas de los « Canuts » (obreros de la seda) oscurecen el periodo, la potencia de la ciudad no cabe de nuevo a dudas. Acompaña la entrada de Lyon en le siglo XX.
El urbanismo no cesa de cambiar, modificando el rostro de la ciudad. Durante la segunda guerra mundial, Lyon se convierte en la capital de la Resistencia. Luego empezará el verdadero reto por la modernidad, con la nueva orientación: Europa.. Lyon adquiere su dimensión europea con el desarrollo de transportes, infraestructuras de recepción e instalaciones culturales y la creación en 1960 del barrio de negocios de la Part Dieu

Pont Wilson.


Se impulsó una nueva orientación en los años 1980, con el fin de mejorar las instalaciones que estructuran la metrópolis. Importantes obras urbanísticas se llevaron a cabo, en lugares estratégicos, junto con una política de valorización del patrimonio. En dos décadas, Lyon se ha convertido en una metrópolis que reúne armoniosamente grandes éxitos del pasado y la definición del futuro. Dichas fases distintas de la historia de Lyon están "grabadas" en el patrimonio y el urbanismo de la ciudad.
Lyon Galorromana: Esplendor y decadencia de la capital de las Galias Si los primeros rasgos de la presencia humana proceden de la prehistórica edad de hierro, la Historia determina el nacimiento de Lyon con la fundación de la villa por un legado romano el 9 de octubre 43, antes de J.C. Se convierte rápidamente y por la voluntad imperial, en capital política, económica, militar y religiosa de las Tres-Galias.
En el cruce del Ródano y el Saona, Lugdunum se desarrolla en la colina de Fourvière, donde se erigen el foro, el teatro, el templo de Cibeles, el Odeón y las termas. Su territorio se extiende también por la colina de la Croix-Rousse (anfiteatro) y la confluencia: Presqu'ile actual, donde se mezclan viviendas, tiendas y talleres. La villa se encuentra en el cruce de las importantes vías romanas de Occidente y del Este, que abastece con agua, gracias a 4 acueductos, de cuyos todavía encontramos vestigios en la región. Se convierte en la cuna del Cristianismo de Galia y ve los primeros mártires en el año 177, con el suplicio de Santa-Blandina. La persecución del año 177 marca el comienzo del declive de Lugdunum. La Capital de las Galias era una ciudad de arte. Ceramistas, herreros, vidrieros lioneses eran famosos por todo el Imperio. Veinte años más tarde, fue el pasto de un incendio, por no haber elegido el buen bando, en una lucha de poder entre generales romanos. A fines del siglo III, el declive de la potencia romana expone Lugdunum a las violencias de las invasiones de los Bárbaros, que echan a los habitantes de la parte de la ciudad alta. Plaza Bellecour

Lyon medieval o la villa eclesiástica Conviene esperar el siglo IX y el auge de la Iglesia Cristiana, para que la ciudad se desarrolle de nuevo. Tras sucesivos cambios del lenguaje Lugdunum se ha convertido en Lyon. En 1079, un nuevo estatuto, el de sede del Primado de las Galias, impulsa potencia y autoridad a la ciudad. Se dota de puentes y edificios religiosos, entre otros la muy gótica catedral Saint-Jean y la carolingia abadía de Saint-Martin d’ Ainay.
El comercio reanude y la prosperidad progresa para la villa eclesiástica. El comercio ha generado el desarrollo de la artesanía y diversificado las actividades profesionales, en particular en el sector de alimentación y textil. Un levantamiento de "Burgueses" (mercantes, banqueros, artesanos) les permite obtener derecho de administrase ellos mismos, pero sobretodo les otorga su divisa oficial: "Avant, avant, Lion le Melhor”(Antes, Ante, Lion el Mejor)..
Esplendor del Renacimiento en Lyon En los siglos XV y XVI, el auge y el prestigio de la ciudad van a ser incomparables. El negocio conoce una época dorada, gracias al privilegio, en primer lugar de dos y luego de cuatro, ferias francas anuales. La llegada de importantes mercantes y bancos extranjeros, logran que Lyon sea uno de los principales centros europeos de comercio en por mayor y del banco. El siglo del Renacimiento fue el de la realización de su vocación europea. Se destacan las principales características del comercio lionés: predominancia de sedas y sedería y de todo el sector textil. El banco nace del comercio importante. Aquí es donde se establece por primera vez una letra de cambio. El desarrollo del comercio importante multiplica las actividades industriales. El auge del textil, se añade al desarrollo metalúrgico. Las actividades de edición desempeñan un lugar de primer orden en Europa. Para el poder real, Lyon desempeña el papel de “ciudad-relais” en el ámbito político, financiero, pero también militar, en particular durante las guerras de Italia. Su fastuosidad traspasa las fronteras. Acude la Europa de los artes y de las ideas. La imprenta lionesa es la primera de Francia. Rabelais, médico del « Hôtel-Dieu », escribe « Gargantua » y más tarde « Pantagruel » y la poetisa Louise Labé llamada "la bella Cordière" recibe en su “salón” y protagoniza el espíritu de la época. Dicha época deja a la ciudad el más bello conjunto arquitectónico Renacentista de Francia: le barrio histórico Vieux-Lyon y sus tesoros arquitectónicos (Mansiones Bullioud, d'Estaing, Paterin, Gadagne, galería Philibert Delorme, Tour Rose, la lonja...) y las insólitas “traboules”. En el siglo XV, Francisco I° de Francia, fomenta la actividad del telado de seda, para frenar las importaciones inoportunas. "Centenares de telares trajinan” entre Saint-Jean y Saint-Georges, y Lyon se convierte en la primera área de producción del prestigioso tejido.
Los siglos XVII y XVIII en Lyon: La ciudad clásica Lyon ya no ofrece el mismo aspecto que durante la época del Renacimiento. Las bases de su fortuna y el equilibrio de sus actividades ya no son los mismos. La herencia del pasado no se ha perdido, pero la capital del comercio en por mayor y del banco se ha convertido en manufacturera; la ciudad de las sedas, de los mercantes-fabricantes y del humilde pueblo de los tejeros, Lyon pues, es ahora la segunda ciudad del reino, después de París. El centro de influencia de Lyon se traslada hacia la confluencia, « la presqu’île », y la ciudad se dota de sus más prestigiosos monumentos: El nuevo Ayuntamiento edificado por Simon Maupin, el convento Palacio, de la Plaza Terreaux, en la actualidad Museo de Bellas Artes , el Hospital de la Caridad, hoy en día destruido.
La industria de la seda logra que Lyon sea la primera concentración obrera del país y, en el siglo XVIII, su fama alcanza toda Europa. El « siglo de las Luces » se destacará por las ciencias, con la creación de la primera escuela veterinaria de Europa, la ascensión del primer aerostato de Montgolfier y los descubrimientos del físico Ampère. El marco urbano cambia: acondicionamiento de puertos, edificación de nuevos puentes, construcción de nuevos conventos, cuyos espacios libres constituirán luego importantes terrenos disponibles.
Se toma conciencia del interés de ordenar el desarrollo urbanístico. Las importantes obras emprendidas en dicha época, coinciden con la llegada a Lyon del brillante arquitecto Germain Soufflot, que firma la evolución urbanística de la villa y apoya el joven Michel-Antoine Perrache, en su esfuerzo por realizar la extensión de la ciudad hacia el sur, reuniendo islas a la confluencia. Morand sanea los pantanos de la ribera izquierda del Ródano y finaliza la plaza Bellecour. La Revolución Francesa es un nuevo drama para la ciudad: en 1793, « la Convención », juzgándola demasiado monárquica, la raya del mapa con un lema tristemente famoso "Lyon ya no es" y derrumba edificios de la Plaza Bellecour.
La ciudad industrial del siglo XIX El Imperio demuestra mayor clemencia para la ciudad. La prosperidad industrial, y en primer lugar de los sederos, aumenta sin cesar, pero el progreso técnico simbolizado por el invento del telar mecánico Jacquard, que permite a un hombre realizar el trabajo de seis, tendrá importantes consecuencias sociales. Se crea una verdadera región económica lionesa, a partir de la seda: plantaciones de moreras y cría de gusanos de seda, en el valle del Ródano, hilaturas. La sedería lionesa se convierte en un elemento esencial de la economía francesa.
Lyon debe su carácter de ciudad obrera a todos los trabajadores de la seda, obreros, aprendices, tejeros, tintoreros. En 1831 y 1834, los (obreros de la seda) canuts se sublevan contra el rechazo de los fabricantes de aplicar la tarifa mínima del precio de fabricación. Dicho significativo episodio de una condición obrera muy dura, no debe hacer olvidar que los lioneses mantienen el sentido del humor y la alegría, como lo demuestra la marioneta de Guiñol.
El decreto del 24 de marzo de 1852, por motivos políticos de mantenimiento del orden, reúne Lyon y tres arrabales, La Guillotière, Vaise y la Croix-Rousse. Lyon, en los años 1870 ya no es la ciudad de una actividad única. La reunión con los arrabales ha permitido integrar sus industrias: construcciones mecánicas, industrias químicas. Río Rhône


Importantes obras modifican la fisonomía de la ciudad: el ópera, el Palacio de Justicia, el Palacio de la Bolsa (la Lonja). El Prefecto Vaïsse decide trazar grandes vías, rodeadas por elegantes fachadas « haussmanianas » (hoy en día la calle de la República y Edouard Herriot) y el acondicionamiento del parque de la Tête d’Or. La tercera República perpetua dicha urbanización: se edifican las universidades, la Prefectura, la Basílica de Fourvière durante esta época, y también la mansión de los hermanos Lumière, convertida en Institut Lumiere que en 1895 ofrecen al mundo entero una de sus mayores distracciones con el invento del cine. Arraigada en una prosperidad discreta, organizada en empresas familiares, Lyon enfoca serenamente el siglo XX.

Fotos: Juan Antonio Martin Alvarez.

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