Frutos que dan olor a otoño...
El otoño llega sin hacer ruido, el aire huele a leña, a membrillos, granadas y castañas, a tierra húmeda y nieblas que inundan los valles. Los árboles se visten de fuego antes de dormirse, y cada hoja que cae parece un suspiro que el viento guarda con ternura. La naturaleza ofrece sus frutos generosos, y uno entiende, sin palabras, que la vida también tiene estaciones. En los pueblos, las chimeneas despiertan y el humo dibuja historias en el cielo, mientras, el hogar se enciende con risas, con el murmullo del fuego y el calor de las ascuas que calientan la sartén donde se doran las castañas, que convertidas en calbotes nos recuerdan aquellas infancias y aquella otra vida de los pueblos, mucho más hogareña y familiar.
Afuera, el color, la luz, y la bruma acaricia las montañas, dentro la vista se detiene en esa imagen que parece un bodegón, pintado por el mejor pintor de otoños, todo es magia, sueño, hogar. Es esa pausa que nos recuerda que la belleza también habita en lo sencillo, en lo que poco a poco se marcha, pero siempre dejará huella.

Antonia Frontelo Morales
ResponderEliminarBuenos días poesía
Pilar Lopez Navarro
ResponderEliminarBuenos días Pedro,muy bonito el relato
Aurora Ferrera Ruiz
ResponderEliminarBuenos días Pedro que a de foto 👏👏👏
Pilar Diaz Recamal
ResponderEliminarQue bonito me a encantado Buenas tardes
Maria Teresa Caballero Lopez
ResponderEliminarBuenos días Pedro 🥰
Rosa Merchan
ResponderEliminarQue ricas las castañas 😋
Las uvas, las uvas, pasas,
ResponderEliminarse arrugan por los hollejos.
Se apergaminan en casas
y junto al fuego y las brasas,
desfruncen sus entrecejos.